Por mucho frío que hiciera, caminábamos de la mano sin
guantes. Queríamos, necesitábamos sentir nuestra piel en contacto, sentirnos
unidos y atravesados por una energía cósmica más grande que nosotros, una energía
que nos trascendía y a la vez nos elevaba. Extraño esa sensación. Extraño tomar
tu mano, dar un paseo, parar en cada esquina y mirarnos a los ojos, besarnos
como adolescentes que descubren por primera vez el amor. Extraño nuestros abrazos infinitos, tu espalda al arquearse, tu aliento que para mi es vital. Extraño tus caricias tiernas. Te extraño a vos,
irremediablemente. Me hacés falta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario